He aquí el primer libro romántico de regencia con toques eróticos que me ha encantado. Sus 280 páginas cayeron en menos de un día.

Cualquiera que viese la portada y leyese su sinopsis pensaría lo mismo que yo pensé en su momento. Ya estamos otra vez con una historia salida de tono (encima con viudas verdes) donde la autora habrá inventado mil excusas para narrar todos los encuentros sexuales posibles, y cómo no, muy explicitamente...

Pues nada de eso, ya que la autora da muchísima más importancia al humor que al sexo. Es más, se podría decir que el libro se divide en tres partes, y cada una de ellas estaría centrada en un sentimiento o sensación. Al principio nos encontramos con multitud de escenas divertidísimas (jamás olvidaré a ese Adam emborrachándose mientras su amiga lee la lista de amantes), a mitad del libro ya pasamos a encontrarnos con una lectura más centrada en los sentimientos, y al final sí que hay escenas de sexo explícitas pero sin llegar a ser detallista ni tampoco obsceno.

El libro me ha encantado por el humor que desprende desde su primera página (sin exagerar), en la que vemos a un grupo de viudas reunidas, que por cosas del destino terminan haciendo un pacto para que cada una encuentre un amante... Aquí empieza el lío y la historia.

Entre esas viudas encontramos a la chica protagonista, Marianne, una joven que se casó mediante un matrimonio concertado, pero con todo feliz. Ahora es joven, viuda y además ingenua en todo lo concerniente al sexo. Sus compañeras viudan relatan algún que otro escarceo y descubre que ella no ha vivido esas sensaciones en la cama... Es hora de buscar un buen amante y descubrir dichas sensaciones.

Aquí entra en escena el chico protagonista, Adam, amigo de toda la vida de Marianne y del difunto esposo de ésta. Gran amigo, gran confidente y gran amante de muchísimas mujeres de la alta sociedad que no se atenían a las normas sociales del momento.

A Marianne no se le ocurre otra cosa que elaborar una lista con los nombres de los jóvenes y adultos más apuestos, y que presumiblemente rendirán mejor en la cama, para después pedirle a Adam que le diga cuáles son los más adecuados para ella.

Simple y llanamente el chico no puede creerse lo que su amiga le pide, pero por su gran amistad y para evitar que le hagan daño, accede. Tacha algunos nombres, quedando unos pocos candidatos que ya se encargará personalmente de que no se acerquen a su amiga, obviamente sin que Marianne se percate de nada.

A partir de aquí se darán muchísimas risas, sorpresas, dudas y preguntas que se hacen a ellos mismos... ¿Por qué quiere evitar a toda costa que su amiga sea feliz? ¿Por qué ella puede mostrarse tal y como es solo con Adam? Los protagonistas poco a poco irán encontrando las repuestas a esas preguntas.

Resumiendo, me ha encantado. Ha sido algo totalmente diferente a lo que había imaginado.