Título: La espada de la verdad (vol. II): Las Cajas del Destino

Autor: Terry Goodkind

Editorial: Timun Mas

ISBN: 9788448032258

Precio: 20.50€

Sinopsis: 

Para evitar que el mundo caiga en manos de Rahl el Oscuro, Richard, el Buscador de la Verdad, debe hallar la última caja del Destino y ocultarla. Pero el joven es traicionado por uno de los suyos y sufre cruelmente a manos de sus enemigos. Además de aprender a soportar el dolor, Richard también deberá aprender a dominar la magia de la espada, si quiere salvarse.

Una vez libre, el Buscador tiene que descubrir cuál de sus amigos lo ha traicionado: su gran amor, Kahlan ; su viejo amigo, Zedd; su hermano, Michael; o quizá Chase, su otro amigo. Por último, Richard ha de toma una difícil decisión: permitir que Rahl el Oscuro destruya el mundo o ayudarlo para que sus amigos, aunque sojuzgados, sigan con vida.

Opinión de Rewind:  

A diferencia del primero, en este segundo libro nos encontramos más intriga y misterio. Los protagonistas deben superar tareas másdifíciles encontrándose con cada vez más peligros.

Según está estructurado el hilo de la historia, no sabes quién puede ser el traidor (pues es uno de los motivos por los que uno sigue leyendo). Pero ojo, si has leído la sinopsis de la contraportada, ya te da una gran pista, por lo menos a mí, que hasta que no la leí, no caí en quien era el/la traidor/a, y eso mucho antes de la mitad del libro, por lo que se podían haber ahorrado cierta parte en la sinopsis para no dar tantas pistas. A simple vista no lo parece, pero si estas leyendo el libro claramente te das cuenta.

Excluyendo este error, hay más cosas en la historia, de algún modo parece que los personajes maduran, bien superando esos peligros o bien con el paso del tiempo.

El final es algo extraño, parece que sí, que ha pasado todo pero queda algo que no sabes y que el autor no dice qué es, pero se intuye.

La historia de Kahlan y Richard parece algo sacada de las historias de Disney, principalmente por el final que hay de momento (son catorce libros) y por los personajes, tan perfectos, tan bellos y bondadosos que resultan... irreales.